La habitación perfecta es la tuya

¿Cuántas veces hemos oído hablar de la importancia de los pequeños detalles? A veces los cambios mínimos pueden transformar, y mucho, nuestra vida diaria.

Si eras ese adolescente al que le gustaba cambiar el aspecto de su habitación -aunque sólo fuera alterando el orden de las cosas-, por qué le mataba la rutina, si eres ya esa clase de adulto al que el desorden le incomoda -por la pérdida de tiempo que implica cada mañana cuando lo que necesitas, sencillamente, no está a mano-, sabrás de lo que hablamos.

La llegada de IKEA a nuestras vidas -este año se cumplen veinte años desde que abrió su primera tienda madrileña, en Alcorcón-, vino a alimentar las inquietudes del interiorista que algunos llevan dentro, para poner en valor la importancia de los pequeños detalles a la hora de hacer nuestro hogar un lugar más confortable, más cómodo y sobre todo, más ordenado.

Por qué ya hay suficiente desorden muchas veces en otros aspectos de nuestras rutinas, no hay excusas para que nuestro espacio más personal, el dormitorio, aquél en el que nos recogemos al final de cada día -o al comienzo del siguiente si has salido a disfrutar Madrid a tope-, el que nos espera para descansar, para disfrutar, para relajarnos…, esté también en desorden.

Arrastramos tras nosotros -y el que haya hecho varias mudanzas lo sabe bien-, una larga carga de objetos personales a los que no queremos renunciar. Objetos que debemos encajar en viviendas en las que las necesidades de los diferentes miembros no son las mismas, y con superficies que casi siempre consideramos, pequeñas para nosotros. Sin reparar en que el quid, no pasa por más metros, sino por aprovechar los metros disponibles con las soluciones adecuadas, y sin hacer grandes gastos.

Algo que ocurre igualmente a la hora de hacer del dormitorio -un espacio al que quizás por su condición de área más personal e íntima no le dedicamos la atención de otras zonas de nuestro hogar que están más a la vista-, un lugar ordenado. Un espacio en el que cada pequeño objeto personal está perfectamente localizado, gracias a modernos compartimentos.

Una zona en la que el espacio debajo de la cama, no es el lugar en el que se acumula el polvo y viven los monstruos, sino el sitio en el que se almacenan de forma ordenada las prendas que menos usamos o las incómodas mantas en verano. El lugar en el que las cajas y los cestos, no sólo decoran, sino que también ordenan y guardan nuestros más íntimos objetos. Nuestro refugio.